Cuando se trata de disfrutar de buena comida en París sin gastar demasiado, es imposible pasar por alto los Bouillons. Estos populares establecimientos se han convertido en verdaderas instituciones parisinas, que ofrecen platos tradicionales franceses a precios muy asequibles, en un ambiente cálido, amable y auténtico.
No es exagerado decir que representan la mejor experiencia gastronómica en relación calidad-precio de París.

Los bouillons aparecieron por primera vez en París a finales del siglo XIX. En aquella época, los trabajadores buscaban lugares donde pudieran comer una comida caliente rápidamente y sin gastar demasiado. Fue entonces cuando Pierre-Louis Duval, un carnicero parisino, tuvo la idea de abrir un establecimiento que sirviera bouillon (una sopa de carne) acompañado de algunos platos sencillos. El éxito fue inmediato. Pronto, otros bouillons surgieron por toda la capital. Ofrecían no solo sopas, sino también comidas completas, siempre a precios modestos. Su decoración elegante, a menudo inspirada en el estilo Art Nouveau, creaba una atmósfera cálida y popular que atraía tanto a obreros como a burgueses.

“Ici, Tout Est Beau, Bon, Pas Cher” (Aquí, todo es bello, bueno y barato), decía Édouard Fournier, fundador de Bouillon Julien. En 1906, Édouard Fournier abrió Bouillon Julien, una auténtica joya del Art Nouveau parisino. Espejos relucientes, juegos de luz, vitrales coloridos, paneles de pâte de verre, molduras talladas con motivos vegetales, femeninos y animales: cada detalle celebra la belleza y la exuberancia del estilo Belle Époque. Este lugar, que uno podría pensar reservado a una clientela adinerada, sigue siendo fiel a su espíritu original. Julien continúa siendo ante todo un auténtico Bouillon: un restaurante popular, accesible para todos, donde el refinamiento del entorno se combina con la sencillez de la buena cocina francesa.

Verdadera joya del Art Nouveau, Bouillon Julien, inaugurado en 1906, es considerado uno de los restaurantes más bellos de París. Cada detalle da testimonio de la habilidad de los artistas de la época:
- El maestro vidriero Louis Trézel creó las cuatro famosas “mujeres flor”, que simbolizan las estaciones y están representadas en suntuosos paneles de vidrio.
- El Gremio de San Lucas, una organización de artistas y artesanos dirigida por el diseñador británico John Whelan, redescubrió el color original de las paredes: un verde celadón, típico del movimiento Art Nouveau.

Hoy, el restaurante ha sido completamente restaurado y repintado en este tono icónico. Toda la decoración ha recuperado su armonía y esplendor originales.

¿Qué hace que la cocina de Bouillon Julien sea tan especial? “Ici, Tout Est Beau, Bon, Pas Chere.” No solo la decoración te sumerge en la atmósfera del París de la Belle Époque, sino que el menú ofrece platos tradicionales franceses con una excelente relación calidad-precio. Encontrarás clásicos franceses como la blanquette de ternera y el bouillon emblemático de Julien. Todos los platos se preparan con ingredientes frescos, cuidadosamente seleccionados y de temporada.
Es difícil elegir, ya que todo parece tan tentador. Probamos dos entrantes, dos platos principales y dos postres: esto es lo que pensamos.
Terrina de pato con pimienta verde

Un entrante gourmet para compartir o disfrutar solo. La pimienta verde, potente y sutil, da carácter a la terrina. Se acompaña de pepinillos y una ensalada fresca de mesclun para un equilibrio perfecto.
Sopa de cebolla

Plato emblemático de la cocina francesa, la sopa de cebolla está gratinada con queso, generosa y reconfortante. Hecha con cebollas, picatostes y queso Emmental, ha sido popular desde la época romana por la sencillez y abundancia de sus ingredientes.
Bouillon Julien (plato emblemático)

El plato que no se puede dejar de probar. Caldo de carne aromatizado con cilantro y hierba limón, servido con pasta fregola y macreuse de ternera. Un plato refinado y reconfortante, fiel al espíritu del lugar.
Blanquette de ternera

Un clásico de la cocina francesa. La ternera se cuece lentamente en un caldo con zanahorias, cebollas y champiñones, luego se cubre con una salsa blanca cremosa. Servido con arroz criollo, seduce por su suavidad y autenticidad.
Postre Julien con ron y pasas

Un trozo de bizcocho húmedo, delicadamente impregnado de ron y espolvoreado con pasas, servido con coulis de chocolate fundido.
Un postre rico, goloso y emblemático de la casa.
Pera pochada en láminas

Un postre ligero y fragante, elaborado con peras pochadas a fuego lento en un jarabe aromático, acompañado de salsa de chocolate y almendras laminadas.
La combinación de fruta tierna y chocolate dulce crea un equilibrio perfecto.

Dirección: 16 Rue du Faubourg Saint-Denis, 75010 París
Horario: todos los días de 11:45 a medianoche
Metro: parada Strasbourg–Saint-Denis (líneas 4, 8 y 9) o Bonne-Nouvelle (líneas 8 y 9)
El menú cambia regularmente con las estaciones, lo que permite redescubrir el restaurante a lo largo del año. Se recomienda reservar con antelación, especialmente en horas punta, para evitar esperas y aprovechar al máximo el día en París.
Artículo y fotos: equipo O’bon Paris